sábado, 28 de noviembre de 2015

Buenas Tardes Noviembre



En la ocurrencia de que un barquito con cargamento de moras podía llegar hasta donde descansa Macedonio se le puso a andar por el Ctalamochita, y salió un poema que recuerda al poema que mas gusta de los que le hayan escrito…¿leerán a Macedonio las nuevas juventudes?..a veces da miedo que se pierda. Muerte es beldad; y vienen esos espasmos a manera de psique sin cuerpo que suceden cada vez que llega Noviembre y tienen que ver con otras cosas…cicatrices que ha dejado la vida vio?...No sabía que estaba en la recoleta pero cuando errando por el cementerio vi su casita no pude más que ponerme a lagrimear, y ahí quedé hasta la nochecita; y quise abrazar la pared donde está...Norah Lange y Oliverio Girondo que descansan al lado pudieren dar fe…


¿Que nos reclama Noviembre? Astuto; extranjero es él.
En segunda transposición: la crecidilla encoje las medias,
molestan sobre el talón, intentas con los dedos;
te reúnes con la niebla que pellizca; ya no puedes volver.

Un río al que han dañado no devuelve mariposas:
tercera transposición. En un barco de papel
entran las moras de hace tres días;
antenas se veían primero que las casas;
entra un gusano de cemento, infranqueable, sobre seña
de camino a hipódromo que deja plaza.
Flexibles chasis traen barquitos de papel.

Estaba naciendo, él era cristalino,
no se acuerda si libélulas que anuncian lluvias
se escriben alguacil o aguacil;
es cosa blanda escribir sobre agua; aprendiz,
el primer olor: Jazmín; de gemido insomne nacer.

¿Que nos reclama Noviembre?
¿Que queremos olvidar sin suerte?
Nombres escombrados en alguna explosión;
Cardúmenes de orilleritos;
Número. Año en marco blanco de foto.

Barquito viboreando hasta la recoleta
con el tercero entre los ojos;
encontrar una pensionsita solitaria
entre tanto apart lujoso; decirle el mejor poema
que jamás le hayan dicho,
y que lo escuchen Girondo
y Norah Lange

Cuarta transposición: Transcripción.

[MACEDONIO FERNANDEZ]


"Cae la calesa y la cadera por el hueco de la eternidad.
Por el surco, por el grito del pajarraco que es el surco.
¿Y tan despreocupado el espejo del viejo ángel?
Como una ciudad en el confín es el hueco de la bondad"

Roberto Bolaño

En la pensionsita de Macedonio a la noche 
se leen poemas; un bríndis.
¿Que queremos olvidar sin suerte?
y buenas tardes Noviembre


miércoles, 25 de noviembre de 2015

 
El río se ensanchó a la madrugada,

                        las moras hicieron camino

                como migas que manchan,

             insumisas, labiales,   de pasto y mica



La tierra prepara su vendetta;

                         justa.
                  
El río no es ambiguo

                              cuando se ensancha;

                hoy la palabra dice lo que dice…




La alcurnia descorcha y descerebra

        la alcurnia del poroto, ignorante

celebra.                La palabra se ensancha

                            cuando se ensancha...

la tierra prepara su vendetta

                        justa…



Es extraño pero hay predominio

                      de moras sobre sauces. Ya.

               No tan malas, se ponen intensas;

               raspa el agua de un día para otro…



Bancos de colores sin fisonomía,

             entre troncos inclinados

                   se sostienen como pueden;

            los cantos son grietas de pàjaros...



El río se ensanchó a la madrugada,

   gotas filiales, brotes de agua son las dieresis

                la palabra hoy dice lo que dice;

      los árboles a los costados

                                        paréntesis…

martes, 24 de noviembre de 2015




















No le duelen las abejas,
el perro bebe la orilla,
tiene barro en la cara;
 
en la edad de un dormitorio
se acovacha,

se arropa de humedad

a lo largo del lugar
que suelen ocupar las manchas.

Tiene el olor la gracia

de una palabra fea como hinojo;

los cables solían tener puntas

                           de cobre y miedo,

del hueco sobre tapia

donde refulge el calcio
no se cuenta tampoco;

claras agonizantes,

saturadas de azucar.

A la hora que se cosecha la arena

queda el final del canto
   de pájaros con corbata,
notas negras, regulares, simples;

el recuerdo, porcelana de un mortero,

el asedio de un riel que chilla,
el perro bebe la noche que pasa por la orilla
y se queda mirando a los carreros.


sábado, 24 de octubre de 2015

Las carreras de arena


Las carreras de arena arrancan con un sulky. El carro trastabilla contra el cordón y se pone mirando al río.  El caballo que lo lleva es tostado, con cola blanca, como esos que se acercan a la orilla del Quilpo en Enero y que parecieran no ser de nadie. No se ven ruanos en los sulkys casi, tampoco se si alcanza pa’ decirle ruano por la cola blanca sola, no se le ve arriba. Es obvio que piensen que las carreras son atemporales o que no existen, pero no es así. Son de agua, son reales.

La mujer que lleva las riendas quiebra las muñecas y el carro se detiene. Del rio emerge otra mujer sin rostro que se suma a empalar. Parece estar furiosa aunque se calma enseguida. No tiene rostro pero habla como recordando alguna clase de la escuela secundaria, alguna profesora de biología, rubia, sin apellido, un dictado: la ósmosis es el pasaje del agua a través de una membrana semipermeable; no se acuerda de la difusión…. Se ríe después.

No sabían que las compuertas del piedras moras se habían abierto unos días antes.  No tenían cómo y porqué saber, no tenían computadora, no tenían interné, no tenían feis.  Se divertían mucho empalando la arena.

Cada tanto descansaban  bajando de a sorbos un vino con gaseosa amarilla que armaron en la misma botella de plástico descogotada; le llaman pritiaou. Definitivamente, ¿la culpa es del pritiaou?.. Que feo era estar borrachas y llegar a casa de día……a carcajadas se reían ambas tres.

El cauce baja y deja restos de latas, lavarropas arrasados y trastos viejos donde hubo arena, y hasta se ven algunos Tadeys o es la tercer carrera la que los ve; se agacha y los invita a su casa a comer. De tanto en tanto piden ferné puro, se emborrachan y empiezan a contar pavadas que parecen ciertas, son ellos los que las ven; el que siembra Tadeys recoge mordiscones,  –y se empiezan a reir mostrando sus faltas de dientes-. Juegan cadáveres exquisitos y se leen poemas en voz alta. No les interesan los caligramas pero tampoco los descartan, ni les parecen excesivamente anacrónicos. Un recurso mas. El que los usa se vuelve anacrónico. Soy el único anacrónico use o no use caligramas. Los caligramas calzan como los mamelucos.  Siempre que nos juntamos llueve. La lluvia le dijo a una carrera que me ama.

Dos años caminando por los restos de playas para saber lo que siempre subió, lo que siempre supieron:  el lugar esta lleno de soretes, soretes a veces tan armónicos que dan flujo laminar al ojo;  sería correcto que diera turbulento. Apto el cauce incluso para hacer sapitos con piedras planas, sostenidos sapitos de oriya a orilla. Si hubiesen hecho caso a lo que siempre supieron hubieran caminado mas tranquilas por los restos de playas para encontrar las cuatro palabras: sabes que te mamo. La coincidencia con el papelito en la billetera de la mas peliaguda de las tres. La mortal kombat: “Un dedalito de caña soplada y este ritmo zumbador…” Ella no pudo huir del cuento como Zamparo. Cargaba la cañita como esperando un siete, un ph neutro con que coquetear.

A veces para poder ver bien hay que correrse hasta un cerro. Desde la mitad del cerro se empieza a ver mejor: tres chicos pasan en bicicleta con el agua a más de media rueda por el mismo lugar donde estaban las carreras. Ruedan por el naufragio, pedalean, digamos, ontológicamente; corren a ver quien llega primero al sufragio. No se le ven las cucharitas de helados de todos colores entre los rayos. No se le ven porque no tienen, sabemos que no tienen aunque no lo sepamos porque el agua no nos deja ver. 

En la cascada de la quinta estación aparece un pájaro negro, de pico naranja, se posa a unos metros del agua cristalina acumulada, manso se deja hacer fotos de muy cerquita, es pichón.  Señal de carne, como el poema de Lupe. Buena poesía, un poco desalmada pero buena poesía.  Lupe atiende el museo de la escuelita en La Higuera, Bolivia. Lupe no es un personaje literario. Lupe es Lupe y saca de la heladera los agónicos ingredientes cuando la necesidad nocturna no es mas que un guiso para reponer fuerzas por lo caminado.

No hay juncos en el Uritosco como antes del puente que va para San Ignacio y Amboy en el Valle de Calamuchita. Le gustaba verlos a la sin face descompuestos y reflejar en el agua estanca como ver las nutrias hundirse.  Blackbird de pico naranja en la mitad del cerro, bajando, en el momento de disipación de la niebla, antes del atardecer: la tercer carrera, su risa al dejar el pritiaou…la osmosis es el pasaje del agua a través de una membrana semipermeable, de la difusión no se acuerda…(Risas de las tres)..La profesora de Biología se llamaba Leticia. Todavía vive pero no da mas clases.

Cargaban en dos tiempos, el ruido uniforme cuando incrustaban las palas y cuando impactaban sobre el amontonamiento en el piso del carro.

Se las llevó el Ctalamochita hasta el Saladillo, ahí donde nace el Carcarañá, varios días, quizás meses o años, según la hondura variable de la zanja del medio. Villa María, Cárcano, Ballesteros, Morrison…sin novedad, pasaron los trasmallos sin novedad; algo que ni las mojarras mas livianas pueden sortear en ese bracito que hace en Morrison tan jodido para el pez. El moncholo la pasa pior que el dientudo y el dientudo peor que la palometa.

A la altura de la radio en Bell Ville  ya empezaban a sentirse como en casa…saludaban a los jóvenes que escapaban de la ciudad a esa “zona prohibida” y tupida que se le llama rinconada, a los locos de la alborada; coronadas de sauces en los troncos se hacían arengar desde las barrancas. Guardaban en los bolsillos de agua alguna que otra pelotita de golf que caía de una cancha de rugby. En el muelle se paraban y ondeaban para ver si tocaban los piletones, esa atlántida de barro que se formó después la creciente del setenta y nueve. Pasaron el azud nivelador y después de la curva que da al paso de la arena -con sus boyas al pedo- dieron con los pies de Zamparo. En ese preciso momento y con la pera afuera del agua gritaba al pupila chueca que se tirara tranquilo que apenas hacía pié. Ellas vieron como el pupila se fué, como terminó en la pizarra de la calle Córdoba por hacerle caso a él.

El río nos cría y la creciente nos amontona…..se volvían a reír las carreras. Al pupila lo velaron en la casa del Pantera, que hizo con su motoneta de carro una suerte de coche fúnebre hasta el cementerio lejos.  Zamparo  más asustao que cronopio en escuela técnica se escapó del cuento por alguna calle que llega a la otrora Monte Leña; quizás todavía exista con ese nombre también.

Las carreras de arena empalando. La tercer carrera volvía a la secundaria, su memoria con ojos: tres histólogos argentinos metieron en su valija leucocitos fenicios y sólo se limitaron a triturarlos. Treonina, histidina, arginina, metionina, valina, leucina, isoleucina, fenilalanina y triptofano. Una ganga. Con la relación aprendió esos aminoácidos y química biológica fue su estrella hasta que hicieron kefir y quiso mostrar que había descubierto un séptimo carbono en la glucosa. Atrevimiento. La reprimenda fue una regla T en los dedos del profesor.  No hubo ningún flash que le recordara toda la vida en ese instante como nos suele pasar antes de morir, ni sus padres ni sus amigues, ni sus parientes. Lo único que le vino a la mente fue el buitre de Kafka en el mismísimo momento donde se traga el agua final…

En las carreras de arena el sulky trastabilla contra el cordón y se pone mirando al río.  La playa de la ese, granito por granito, el sulky se pone mirando al río, le duelen los tobillos como si le hubieran pegado un puntín con algún botín sacachispas, esos negritos de goma de tapones multiformes. La parte trasera del sulky sangrando. Urnas de agua. “¿Nacer malformados o morir de cancér?... Nievecita que arrancó en Vicente López nievecita que hubo de volver..…” Se rien de nuevo, la tercer carrera recarga el pritiaou; …las carreras, las carreras de arena… “seremos rocío e veneno…seguiremos siendo un experimento o en el pritiaou beberemos lo que debamos ver”…cuchichean… Las carreras asfixiadas en silos; un nombre de circo: “Incastelamiento tecno”. Las tres en las fotitos al fondo del artefacto rojo donde hay que cerrar un ojo para ver. Circos eran los de antes…  ¿Fernand Braudel habrá montado en ruano alguna vez?...

Subirse a un cerro para notar un párrafo de más, para ver que debía terminar en lo que debamos ver. A veces para poder ver bien hay que correrse hasta un cerro. Tomarse un colectivo un Sábado a la noche, sostenerle el ronquido a alguien y entre Bialet Massé y Cosquín, pongamoslé Villa Caeiro, recién poder dormirse media hora un rato; toparse con la madrugada en Capilla del Monte olvidándose del cuento; esperar un par de días hasta que las inclemencias pasen y subir al Uritosco para volver a perderse en la última estación como las seis veces anteriores. Así avanzar dos párrafos más, dos o tres pares de medias mojadas después, volver.

Cargaban en dos tiempos, el ruido uniforme cuando incrustaban las palas y cuando impactaban sobre el amontonamiento en el piso del carro.



(continúa en papel y lapicera)

viernes, 31 de julio de 2015

Viaje al Quilpo


  






















No eres un rio de mármoles,
                         el aliento te alza
                        en la repetición de mistoles…

no te hundas por la polea de arena blanda,
                                               mistoles tropilla
                      en ciclos de adioses…

en la recién raíz
        que se desmenuza no te hundas,
                       no hay barrancas abuelas
que hilvanen ruedos abajo…

no somos un rio de mármoles,
no te hundas lana mojada
                   en la regadera de piernas,
     no vienen lluvias, no te clausures…

no somos un rio de mármoles
                quemando jazmines,
                         flor de agua que salta en blanco,
tampoco hay trampas de tierra
                       en los ciegos ablandes …  

el vado dura en el intacto término
           del flanco de los peces,
                       se amotinan erosionando peñascos
en los delgados mostazas,
              zarzaparrillas de pasarela en el rosedal
                                           que pitan y cuecen…
                                                                    
el vado antes de la siesta
                        cuajadita remolona,
             a la tardecita habría quesillos
                            pero fueron terneros los desiertos…
                           .
en cuerdas se estiran las leches,
                  opus requintos de abejas 
afinan in memoriam,
          honduras de pique
                  contrapunto de gases en puente…
                                                                            
los condoritos doblan el ancho
                       tejen caminos nuevos
                    sin sonoro hastío,
          continúan la sangre del cauce
por sembradíos de piedras en punta
                         y sinusoides,
viboritas sigilosas en volteretas de voces…
                                        
condoritos en el ripio,
el bajofondo de San Marcos,
 tripas sin fino
 en la misma calle
             rematamos

es túnel
lo que contamina y prospera…

dos bichofeos se picotean
                        sutiles y prudentes
mojando los pies en la dureza,
                         sujetan la tarde,  se aparean…