Cierta noche cercana un sueño tan real que fue continuidad
del espacio-fuerza enunciado en la esfera -y espera- de Septiembre.
Para L.A.S.
Sueño-viernes desnuda;
sexuado filamento de la progenie.
'Luis' jovencito, embrionario,
abrazo en concentración de cenizas,
ofrenda a la pachamama -por fin-.
Está preñada de canciones
en zona de su cabellera láctea.
'Luis' toca y canta -perdonado, niño condenado-
en momento exacto de fusión blanda.
.
Máter Magdalena de aire, feliz.
Asombro de ver luces azules
los árboles reflejando en espejos de agua
que manan ceremonias ancestrales.
La pacha-madre arropándonos,
los tres ríos como fuegos
uniéndose en el cielo,
en mis regiones se funden el Quilpo
el Ctalamochita y el Xanaes.
.
Cayeron los adornos, sí,
en el límite del viento -y del tiempo-.
El ritmo en preámbulo de tripa,
estas venas ahora de ruda y caña.
Sino repara la lleva el agua.
Comprensión de las luces azules
en la línea perfecta del sol a la piedra maestra
en los códigos que guardan las vértebras.
Materialidad, ensueño.
La regulación, intuición del ángulo de la vida
- comprobación y armonía en la cima-.
Creí en lo justo del agua
cuando se interrumpió el sueño;
pediste la canción correcta -dijo 'Luis´'-: 'Para ir.'
Vertientes concatenadas
hasta la olla donde nacen
los duraznos salvajes.
Sentado ahí, respirar algo inmenso.
Comprensión de las luces azules,
el libro en que vivía hace veinte años
-teorema de Pasolini-,
mientras mi abuela aprendía a escribir.
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