La de las piedras ígneas
que salían del paraíso,
su rugosidad seca;
Los paraísos que van muriendo
-los sigue matando acá
el viento también muerto
que trae el glifosato-.
Racimos del crudo invierno.
Caminas hasta que las ojeras
sudan ceras; caminas para verla.
Caminas hasta que eres mixtura de hierbas
en fuego nuevo que colorea.
Esa Yarará en el paso titila todavía
- ser arrasada por una rueda-.
Caminas, acumulas y acumulas
-siempre es hoy-.
La de las piedras ígneas,
la que viene,
la que pinta pájaros armados
cerquita de donde nace el Quilpo,
la de la sombra en el perfil
la de la sombra y la creciente.